La Gran Nebulosa de Orión (M42) es una zona fácilmente distinguible en el cielo nocturno. Es uno de los objetivos más fáciles para localizar con prismáticos y para fotografiar por su gran tamaño y luminosidad. Esto es en parte debido a su gran proximidad a nosotros, sólo 1300 años luz. La constelación de Orión es en mi opinión una de las pocas cuya forma puede decirse que recuerda algo a lo que supone representa: un cazador en el que se distinguen los hombros, las piernas, el cinturón formado por tres estrellas alineadas, su espada… y ya echándole algo más de imaginación hasta un arco. En el cinturón está la nebulosa de la cabeza de caballo que pudimos admirar en una entrada anterior de este blog (el 5 de Enero), y en la zona de la espada –sólo un poco más abajo– está la nebulosa de hoy.
Se trata de una zona de formación estelar en la que podemos apreciar estrellas jovencísimas todavía tratando de desenvolverse de los girones de polvo y gas de los que nacieron hace sólo 20 ó 30 mil años: unos auténticos bebés cósmicos. Algunas aún no han entrado todavía en el periodo llamado “secuencia principal” en que pasarán el 90% de su existencia, están aún acumulando materia y comprimiendo el gas al tiempo que aumenta su presión y temperatura, así que más técnicamente habría que llamarlas “protoestrellas”. Para hacernos una idea, si una de estas estrellas viviera lo que un humano (pongamos 90 años) tendrían el equivalente a una semana de vida. La atracción gravitatoria en estas bolas de gas va aumentando conforme más material se aglutina y más se comprime todo. Si nada se opusiese a esta fuerza no habría en el Universo nada más que agujeros negros (de los que hablaremos otro día). Cuando la presión y temperatura que se alcanza en el núcleo de la estrella es suficiente para iniciar la reacción de fusión de átomos de Hidrógeno para dar Helio se desprende muchísima energía, y esta radiación tan intensa es precisamente la que equilibra la atracción gravitatoria y deja a la estrella en una situación estable, la secuencia principal, mientras le dure el Hidrógeno…
Es tan rica esta región que en realidad no cubre solo M42, que es la zona mas brillante en la foto, sino también M43 que es la zona anexa a la anterior con filamentos oscuros, y NGC 1977 o nebulosa del hombre corriendo (zona azulada de la derecha), donde la potente radiación ultravioleta de las nuevas estrellas de la zona ilumina el gas que les rodea formando una nebulosa de reflexión.
Otro detalle curioso es que se han detectado tres estrellas en zonas bastante distantes de esta nebulosa, ya en otras constelaciones, que se mueven a velocidades inusualmente altas, del orden de 100 km/s. Trazando hacia atrás su trayectoria se ve que salieron precisamente de esta nebulosa de Orión, despedidas a gran velocidad por una explosión de supernova que les pillo demasiado cerca hace unos 2 millones de años. A este tipo de estrellas se les llama “fugitivas”.
Una última cosa que llama la atención es la crucecita que se aprecia aquí en algunas estrellas (las más brillantes), así como en otras astrofotografías. Se llaman espículas y las forma el fenómeno óptico de la difracción causada por los dos alambres que sujetan el espejo secundario de los telescopios reflectores como el mío. Si hubiese empleado un telescopio refractor como el de Ramón Sobrino no habrían aparecido, pues en ellos la luz no encuentra ningún obstáculo en su camino a la cámara de fotos. Si bien es ópticamente hablando una imperfección en ocasiones le da un toque artístico bonito, y hay quien añade a su telescopio refractor unos hilos de manera artificial para que aparezca este efecto.
Para obtener esta fotografía con el telescopio reflector de 200mm y 1000m de distancia focal tuve que realizar un mosaico de 2×2=4 fotografías que solapasen y unirlas luego en el ordenador, ya que este conjunto de nebulosas es tan grande que se sale del campo que cubre mi tubo. En la zona más brillante hay 4 estrellas principales que son las que mejor se aprecian con prismáticos o telescopios pequeños, conocidas como el trapecio, pero que no se aprecian en esta fotografía. Aquí toda esa región aparece totalmente blanca ya que de otro modo no se apreciarían los detalles más sutiles de las zonas menos brillantes.
