A 7500 años luz de la Tierra, en la constelación de Casiopea, en el brazo espiral de Perseo de la Vía Láctea, se encuentra esta maravilla de nebulosa que nos recuerda a un corazón. Se trata de una nebulosa de emisión, un tipo de objeto muy frecuente en nuestra galaxia en cuyo interior se están formando nuevas estrellas. Precisamente, “el corazón” alberga el joven cúmulo estelar Melotte15. Una vez más estamos ante un caso donde la intensa radiación emitida por las estrellas jóvenes ioniza el hidrógeno y lo hacen brillar.
En esta ocasión hemos decidido añadir un mapa de localización de este objeto que se encuentra muy cerca del conocido asterismo de Casiopea con forma de “W”. Solo es posible su observación a través de telescopios dotados con filtros especiales y en fotografías de larga exposición.
Su tamaño es impresionante con casi 300 años luz de diámetro, pero dada su lejanía ocupa un área en el cielo equivalente al diámetro de 5 lunas llenas.
La vía Láctea
Todos los cuerpos celestes que vemos a simple vista pertenecen a nuestra galaxia (la Vía Láctea), solo con el uso del telescopio, espectrógrafos y radiotelescopios es posible ver objetos lejanos que se encuentran fuera de ella.
Una galaxia es un sistema estelar unido por la gravedad compuesto por estrellas, objetos subestelares, nubes de polvo, gas interestelar, púlsares, agujeros negros y materia oscura.
Las galaxias están clasificadas en tipos y subtipos según su morfología visual, las hay espirales, elípticas e irregulares. En las espirales, los brazos curvos parten del núcleo densamente poblado de estrellas, siendo la Vía Láctea un ejemplo de este tipo.
Si salimos al campo y nos alejamos lo suficiente de nuestra ciudad, observaremos en las noches de verano que una franja blanquecina atraviesa el cielo de sur a norte. Es la conocida Vía Láctea o camino de Santiago, entidad a la que pertenece nuestro sistema solar. ¿Qué estamos viendo?,
Dentro de una ciudad, observamos el brillo emitido por la gran cantidad de farolas que la iluminan, lo mismo ocurre cuando observamos la franja blanquecina que se presenta ante nuestros ojos al contemplar el cielo nocturno, estamos frente al resplandor de millones de estrellas y gigantescas nebulosas pertenecientes a uno de los brazos espirales de nuestra galaxia, el brazo de Orión. También se ve en invierno, pero mucho más débil porque es la parte del brazo más alejada del centro, mientras que, en verano hacia la constelación de Sagitario vemos el núcleo densamente poblado.
Muchos de los objetos publicados en este blog, son nebulosas brillantes alternadas con nebulosas oscuras de polvo, auténticos criaderos de estrellas que se encuentran en los brazos espirales de nuestra galaxia, la Vía Láctea.