Dice Adolfo Romero, maestro heladero de Puertollano y uno de los más reputados del mundo, que el helado “es un producto que nos aporta felicidad”, es difícil encontrar a una persona que lo coma enfadado, y más en un tórrido sábado de julio con el termómetro cercano a los 40 grados.
Helado de mango, milhojas, avellana, tutti frutti, Nestle Jungly, Huevo Kínder, Galleta Príncipe o Caperucita Roja. En el verano manchego, Adolfo Romero afirma que los helados “deberían ser un derecho constitucional”. “La noche, cenar, el paseíto y comer un helado artesano por las calles de Puertollano es un básico”, confiesa.
Aunque como curiosidad, la temporada alta del helado es la primavera, sobre todo cuando trae temperaturas de 28 o 30 grados. Entonces, “la gente sale a la calle con ganas a disfrutar de los primeros rayos de sol tras el invierno y coge con deseo el helado”. En verano el consumo se centra antes de comer y por la noche, porque a mediodía con las temperaturas extremas las calles son un desierto.
Los helados “no tienen edad”, pero este puertollanense que ha hecho mezclas desde que tiene uso de razón ha desarrollado un detector de sabores adaptados a cada persona. “Los que piden el helado de philadelphia con arándonos suelen ser personas que se preocupan mucho por su forma de vestir y su aspecto físico. Y hay gente joven que quiere helados suaves, sutiles, hasta en el color”, explica.
El turrón es el “sabor reconocido, clásico”, que siempre funciona, y el chocolate “es universal”, aunque a los cafeteros les gustan más “los amargos”, señala el capitán de Helados Romero, obrador que nació en 1952, y por el que han pasado su abuelo, su padre, su madre y sus hermanos –ya van por la cuarta generación-. La heladería está en la avenida Primero de Mayo y esperan poder abrir su antiguo quiosco del Paseo de San Gregorio antes de septiembre -el verano pasado se incendió-.
Los helados más top
A la semana venden nada más y nada menos que 1.000 litros de helado. El último sabor que ha salido de la fábrica de Helados Romero ha sido Flor de Macadamia, con vainilla y galleta Lotus, y en las próximas semanas pretende incorporar una novedad, el de tarta Red Velvet y otra versión del famoso Kínder con chocolate blanco.
En los últimos meses ha triunfado Vulcano, con sésamo negro, frambuesa y crujiente de chocolate, que evoca el vulcanismo del Campo de Calatrava, y también el de sorbete de fresa con hierbabuena. Eso sí, hay algunos que siempre están en el top, como el Caperucita Roja, con vainilla, frambuesa, cacao, Bourbon y Tahiti (premiado en la Copa del Mundo 2016) o el Merlín, con bizcocho, plátano y coco (premiado en la Copa del Mundo 2018).
Productos de “kilómetro cero”
“El secreto del helado está en la pasión y el cariño que le aportamos”. Señala Adolfo Romero que “también la materia prima, que es lo evidente”. Ellos apuestan por una materia prima “noble y de kilómetro cero”. La leche viene de la finca Cantarranas, el azafrán y el pistacho de La Mancha, y la avellana de Tarragona.
Luego está la creatividad y la innovación, el I+D+i, que ha aportado Adolfo Romero a sus helados. “Empezamos con productos básicos en un campeonato de España hace 10 años, con una cubeta y una tarta. Y ahora hasta montamos un bufet. Eso nos ha permitido desarrollarnos profesionalmente, introducir nueva materia prima y combinaciones”, indica. En la actualidad trabajan en la empresa siete personas y él hasta da clases la Universidad de Alicante.
Muchas de esas mezclas hasta hace bien poco habían sido “impensables”. Su madre nunca se hubiera imaginado que podrían meter un hojaldre en un helado, y lo han conseguido. Lo cierto es que Adolfo Romero señala que “este tipo de combinaciones cada vez se reclaman más”. La fusión de la pastelería y la heladería es una realidad en estos helados que podrían tildarse de “gourmet”.
El mejor helado hay que tomarlo a menos 11 grados, en tarrina o en cucurucho, y tiene que pasar por la mantecadora y el pasterizador. La mezcla se hace “a 85 grados de temperatura”, pero durante el proceso de elaboración llega a bajar hasta los 40 grados bajo cero. Y en la actualidad no solo son azucarados, sino que por encargo llegan a elaborar salados de gazpacho.
En enero competirán en la Copa del Mundo en Rímini
De este obrador manchego saldrá en enero dirección a Rímini (Italia), la propuesta heladera de España para competir por la Copa del Mundo de Heladería, donde se medirán con otras potencias del sector, contra Francia e Italia. Adolfo Romero capitanea la propuesta española junto al pastelero granadino Pepe Isla. Su proyecto es toda una incógnita, pero adelanta a Lanza que “estará relacionado con la naturaleza”. “Larga vida al helado”, concluye Adolfo Romero.