Pocas personas del siglo XVI tenían la posibilidad de ser retratadas. Sólo nos dejaron sus caras los reyes, los obispos y la alta nobleza. Y poquísimos personajes más… excepto el alcalde de la pequeña localidad ciudarrealeña de Terrinches. El hombre se llamaba Alonso González de Argüello; procedía de una linajuda familia de cántabros, llegada a repoblar el Campo de Montiel de la mano de la Orden de Santiago. Sus ancestros llevaban ya asentados en tierras de Terrinches desde varias generaciones atrás. Don Alonso fue el único de toda La Mancha que se sumó a los hidalgos que se retrataron en las miniaturas en sus títulos de probanza nobiliaria.
En 1568, cuando el rey Felipe II veía acercarse la bancarrota del Reino, apretó el cinturón a sus súbditos castellanos y pretendió que nadie se escapara a sus recaudadores de impuestos. Los concejos incluyeron a muchos hidalgos en las listas de impuestos. Fue el tiempo en que infinidad de hijosdalgo manchegos corrieron a pleitear contra sus concejos y contra la Corona para seguir sin pagar impuestos. Ya lo habían venido haciendo desde siglos atrás ante la Real Chancillería de Ciudad Real. Pero a partir de mediados del siglo XVI, con la Real Chancillería del Tajo hacia abajo trasladada de Ciudad Real a Granada (en 1505), los hidalgos manchegos no tuvieron empacho en desplazarse a la nueva sede de la justicia a reclamar su exención de impuestos. Felipe II había dejado claro que quien no tuviese “papeles” para demostrar que era hijo de algo, seguiría siendo hijo de nada, es decir, pechero. Y debía pechar con el pago de sus impuestos. (En la Chancillería de Granada hay más de 2.000 pleitos de hidalguía de ciudarrealeños contra sus concejos).
El hidalgo terrinchoso Alonso González de Argüello enfiló el mismo camino que decenas de gente de su condición de La Mancha: marchó a Granada en busca de oidores (abogados, jueces) que demostraran que él era hidalgo y, por tanto, estaba libre de pagar impuestos. Pleiteó a partir de 1568 en la Real Chancillería de Granada. Y ganó el pleito. Obtuvo una sentencia ejecutoria mediante la cual, el rey Felipe II le eximía de pechar.
Pero nuestro alcalde de Terrinches, ya que estaba en Granada con su mujer a recoger la sentencia, no se conformó con llevarse copia literal de la ejecutoria. Se encaminó a la Alcaicería (mercado de sedas), donde también había puestos de copia de títulos, reproducción de escudos, romanceadores (traductores de árabe) y algún que otro falsificador de escrituras y linajes. En la Alcaicería encargó a una tabla de moriscos que le pusiesen su sentencia ejecutoria en limpio y bonito. Los moriscos, continuando la tradición de los monjes medievales, elaboraban precisos libros de ejecutorias, con letras góticas o carolinas, más inteligibles que la letra procesal. Además, incluían varias ilustraciones, iluminaciones de varios colores y letras capitulares a capricho. Todo a gusto de quien podía pagárselo.
Y aquí viene lo mejor de todo: incluían una copia del retrato del rey Felipe II que presidía la Real Chancillería y un retrato a plumilla del titular de la sentencia ejecutoria. Y de su esposa y sus hijos si los traía con ellos. De esta manera, el terrinchoso Alonso González de Argüello quedó inmortalizado para la eternidad en la ejecutoria que le eximía de pagar impuestos.
Ítem más: el retrato de Don Alonso además incluye otro de su esposa a su lado; ambos aparecen rezando ante una Virgen, que puede ser la Inmaculada o la patrona de Terrinches, la Virgen de Luciana, que por aquellos años ya contaba con ermita, procesión y día feriado anual. El morisco dibujante insertó en el fondo unos dibujillos que se suponen iglesias, ermitas o casas de Terrinches. En este caso, serían a partir de la descripción que dio verbalmente el ordenante al pintor.
El libro de la ejecutoria de Alonso González de Argüello contiene, además, otra página con el escudo de su linaje y una página más con un precioso dibujo de la Trinidad. Todo ello condensado en un libro de cuarenta páginas, firmado y rubricado por el transcriptor, y de autenticidad refrendada por la justicia de la Real Chancillería de Granada.
Aparece en las “Relaciones” de Felipe II
Alonso González de Argüello quizás sea el único alcalde del Campo de Montiel del siglo XVI (por no decir de toda Castilla la Nueva) del que tenemos una imagen. Aquel hombre se mantenía de alcalde de Terrinches en representación de los hidalgos en el año 1575; en diciembre de aquel año respondió detalladamente al cuestionario de las Relaciones Topográficas enviado a 700 pueblos de Castilla por Felipe II para conocer exactamente cómo eran cada una de sus villas y ciudades (Había doce hidalgos, en 1575). Fue el primer gran retrato enciclopédico de los pueblos de España; por su texto conocemos el territorio de La Mancha, sus trabajos, sus edificios, sus gentes, su vegetación, animales, habitantes, etc. En estas relaciones están incluidos prácticamente todos los pueblos de Ciudad Real.
(En el siguiente enlace se pueden ver las Relaciones de Felipe II: http://publicaciones.dipucr.es/puebloscrealrelacionestopograficas.pdf )
Aquel alcalde de Terrinches, además de rico y empecinado en la defensa de su linaje y su hacienda, debió ser hombre culto, pues las respuestas que dio de su pueblo son de las más detalladas y completas de la comarca. La historia de Terrinches se puede completar aún mucho más a través de la sentencia ejecutoria, por la cual sabemos nombre a nombre todos los cabezas de familia que había en la villa en los años 1538, 1559 y 1560, además de su condición social e impuestos que pagaban. Conocemos también que eran 40-50 familias con otras tantas casas, que en total oscilaban entre 200-300 habitantes (A partir de 1571 les llegaron unas cuantas familias más de moriscos expulsados del Reino de Granada).
Finalmente, también conocemos que el hidalgo terrinchoso don Alonso González de Argüello era padre de una decena de hijos y propietario de vastos terrenos de labor y algún ganado. Sabemos que Don Alonso planteó juicio contra Terrinches en compañía de otros tres hidalgos de la villa: los hermanos Martín, Juan y Bartolomé Sánchez de Nova.
El libro con la ejecutoria a que nos referimos ha estado dando vueltas por España durante más de cuatro siglos. En el tercio final del siglo XX fue localizado por un descendiente de Alonso González y Argüello (Vicente González Barberán, delegado por entonces de Bellas Artes en Granada, cuyo abuelo nació en Terrinches en el siglo XIX). Lo adquirió en una subasta. Hace poco menos de dos años ofreció donarlo al Ayuntamiento de Terrinches, pero no ha obtenido respuesta alguna de su alcaldesa.
DATOS TÉCNICOS.
-La sentencia matriz está archivada en la sección de Hijosdalgo de la Real Chancillería de Granada.
-El pleito de probanza de hidalguía se inició en Terrinches el 16 de febrero de 1568. Se prolongó hasta el 9 de enero de 1574 (Fecha en torno a la cual debieron realizar los retratos).
-Tiene incorporados los tres censos de población e impuestos en un documento fechado en Almagro, agosto de 1568.
-Contiene declaraciones de escribanos de Terrinches y testigos en favor de la hidalguía de Don Alonso.
-El pleito en la Chancillería de Granada fue pagado por partes iguales entre el Concejo de Terrinches y el demandante (El coste fue de 718 maravedíes). Al precio del proceso, hubo que sumar otros 298 maravedíes en pago al copista del libro con la ejecutoria y las ilustraciones. Todo un capital para la época.
-Valor de tasación actual del libro: 15.000 euros.
*Gabriel Pozo es periodista, investigador y escritor.