PREGUNTA-. La Diputación de Ciudad Real señalizará las 53 fosas comunes donde yacen los restos de los represaliados asesinados en la posguerra española. De hecho, asistimos el pasado 13 de noviembre a un sencillo acto en Piedrabuena por la colocación de una placa con los nombres de 48 personas enterradas en el municipio, ¿por qué son importantes estos actos y la señalización?
RESPUESTA-. Primero porque a las instituciones les permite cumplir con un acto de justicia para esos hombres y esas mujeres que hace 80 años pagaron con su vida su compromiso con la justicia y la libertad. Hemos tardado demasiado tiempo, 40 años de Franquismo y posteriormente 40 años de Democracia, en que las instituciones de este país reconozcan a quienes defendieron la democracia.
También es positivo que hagamos estos actos porque contribuyendo a la recuperación de la memoria democrática de la provincia estamos trasladando un mensaje a los jóvenes y a aquellos que no conocen nuestra historia. La mejor manera de evitar que un pueblo cometa los mismos errores del pasado es que conozca su historia. Al fin y al cabo, el presente pone sus cimientos sobre los hechos del pasado y el futuro sobre el presente.
P-. El proyecto ha permitido localizar a 3.457 personas asesinadas en la posguerra, protagonistas de dos libros publicados sobre la represión en Ciudad Real. Pocas provincias tienen un trabajo tan detallado.
R-. Sí, somos posiblemente, y así lo reconocía el asesor de la Secretaría de Estado Francisco Etxeberría, la provincia que más ha avanzado en la recuperación de la memoria. En primer lugar, se hizo el estudio de los nombres de todos los hombres y las mujeres que desaparecieron, que fueron asesinados víctimas de la represión franquista. Posteriormente, hemos recuperado información de todas las fosas. Y ahora estamos dignificando mediante la señalización de las fosas y los cuerpos enterrados.
Éste es un trabajo que tenemos que agradecer a la Uned y al Centro Internacional de Estudios de Memoria y Derechos Humanos (Ciemedh), a los investigadores que lo hacen posible, dentro del convenio de colaboración con la Diputación de Ciudad Real. Y creo que es una buena referencia para que sea replicado en otras provincias y a nivel nacional.
Aquí lo hacemos desde el convencimiento de lo que significan los derechos humanos, el derecho al recuerdo de los seres queridos. Y también lo hacemos sin apasionamiento partidario, sin buscar la revancha, ni el odio. Todo lo contrario, sabemos que para que pueda haber una convivencia verdaderamente pacífica es imprescindible recordar y visibilizar a los que desaparecieron, a los que fueron invisibilizados durante tanto tiempo.
P-. ¿Qué ha llevado a la Diputación de Ciudad Real y al presidente a estar tan implicados en el proyecto?
R-. Este deseo de hacer justicia. Yo era consciente de que durante el Franquismo esto no se pudo hacer. Pero después en la etapa de la Transición, y no los culpo, posiblemente los responsables institucionales del Estado, de las comunidades autónomas, los ayuntamientos y las diputaciones, deberían haberlo abordado. En cambio, decidieron pasar página, con el argumento, que yo creo que es erróneo, de no abrir las heridas. Las heridas estaban abiertas, porque los vencidos, las víctimas, sus familias, sufrían.
Después de 40 años de democracia, nuestra sociedad es suficientemente sólida y las raíces de los principios constitucionales están tan profundas, que consideré que era el momento de que las instituciones tuviéramos este compromiso y este reconocimiento. Yo entendí que entre las obligaciones que yo tenía como presidente de la Diputación, más allá de mis convicciones personales, ideológicas y mi tradición familiar, tenía que hacer un acto de justicia, de reconocimiento y de dignificación, porque esto contribuye a fortalecer la convivencia y contribuye verdaderamente a cerrar las heridas.
La prueba es que llevamos ya más de 3 años trabajando en esto en la provincia y no hay ningún problema, ninguna voz más alta que otra, ningún conflicto, y prácticamente existe un consenso general de que, lo que se está haciendo, está bien y es respetuoso con todos.
P-. A lo largo de todo este proyecto ha habido muchos actos y encuentros ¿cómo ha sido el contacto directo con las familias?
R-. Es una sensación de gratitud la que nos muestran las familias, en muchos casos ya personas muy mayores. Algunas las he conocido en estos eventos y han fallecido al poco tiempo. Pero mirarles a la cara, a los ojos, y ver la emoción que tenían después de tantos años de sufrimiento y de sufrimiento en silencio, que es el peor. No poder exhibir con orgullo que lloras a tu ser querido porque te lo arrebataron injustamente, sin duda, es un dolor añadido al dolor de la pérdida.
Además lo que pasa es que el propio régimen, el Franquismo, los hizo invisibles. Y después ansiaban que llegando la democracia ya se podrían visibilizar sus recuerdos, su memoria y a sus familiares. Y tampoco lo hicimos. Por tanto, creo que han sufrido doblemente, en el periodo de la dictadura y lamentablemente en el periodo democrático. Así pues, es una doble sensación de que, aunque sea tarde, estamos cumpliendo con una obligación de una sociedad como ésta.
P-. Además, supongo que se ha llegado a sentir identificado con estas personas.
R-. Sí, tengo familiares que desaparecieron. Por suerte, mi familia encontramos los restos de mi tío en el penal de Valdenoceda, y tuvimos la oportunidad de traerlos desde Burgos y enterrarlos en el cementerio de Alcolea, lugar de donde procedía, y así darle una sepultura digna.
Desde un punto de vista personal, por tanto, estoy satisfecho y no tengo ningún afán de revancha, ni ningún odio. Creo que hemos hecho justicia con mi tío y verdaderamente esto me permite explicarles a mis hijos lo que significó la guerra desde el punto de vista de la barbarie y la violencia despiadada. Y desde luego creo que permite a mi familia poder descansar tranquilos. Era el deseo de mi padre, que lamentablemente falleció antes de que recuperáramos los restos, y también de todos sus hermanos y hermanas. Es una sensación del deber cumplido.
P-. Hace referencia a que en esta provincia Mapas de Memoria no ha generado ningún conflicto, ¿qué les diría a las personas que hablan todavía de odio y rencor?
R-. Si aquí hay alguien que le molesta, habla muy flojito, y yo se lo agradezco, porque no hace ruido. Y le digo a esa gente que le puede parecer mal, que a nadie le puede molestar que los restos de quienes tuvieron vida tengan un enterramiento digno, pues eso forma parte de los principios de la condición humana, dar enterramiento digno a quien muere. Y desde luego si se hace desde un planteamiento cristiano es un fundamento dar sepultura a los fallecidos. Por tanto, no hay ningún elemento racional que permita cuestionar con rigor lo que estamos haciendo, esta dignificación, poner una placa de acero con los nombres de las personas que yacen en el cementerio.
Estamos haciendo poco para lo que verdaderamente tendríamos que hacer, que es recuperar todos los cuerpos, intentar identificarlos, y darle sepultura a cada uno. Pero sabemos que eso ya técnicamente no es posible y tampoco lo podríamos hacer sin que lo pidan los familiares. Por eso creemos que dignificar a las víctimas, a sus familiares y a la propia sociedad en su conjunto nos hace más fuertes como sociedad y refuerza nuestros principios y convicciones democráticas.
P-. En estos momentos el objetivo es señalizar todas las fosas comunes que hay en la provincia de Ciudad Real, ¿qué otros retos debe plantear este proyecto?
R-. Ya tiene una parte pedagógica con la incorporación de los códigos QR con información complementaria en las placas, para que, sobre todo los más jóvenes, puedan profundizar, saber más de la historia. Este es un trabajo que me parece importante junto con la dignificación, recuperación de la memoria, su difusión, de una manera rigurosa, científica, docente y pedagógica. Este debe de ser el objetivo, que seamos capaces de explicar a los más jóvenes qué ocurrió en este país, por qué ocurrió y cuáles fueron las consecuencias. Y haciéndolo con un respeto absoluto a los principios y valores democráticos, a los derechos humanos, sin ningún apasionamiento partidario.
Aparte, seguiremos recuperando información, investigando. Por ejemplo, hay un proyecto que a mí me parece muy bonito que es recuperar toda la obra pictórica y literaria de un montón de represaliados de la provincia durante la Guerra Civil y la posguerra. Habrá que ver la posibilidad de visibilizarla con un museo o un espacio donde exhibir sus trabajos. La obra de los represaliados desapareció, aunque tuvieran muchas cualidades, y en muchos casos son desconocidos, aunque en otros países, donde se exiliaron, fueron muy reconocidos. Este es un proyecto muy a largo plazo, pero sí que me gustaría si el tiempo y las circunstancias lo permiten que lo pudiéramos abordar en algún momento.
