Con todo el sabor de ‘Sabores’, naturalmente. Pero vayamos por partes. La conocida popularmente como Plaza de ‘Las Terreras’ (entre las calles Calatrava, Lirio, San Antonio e Inmaculada Concepción) se encuentra en uno de los barrios más antiguos de Ciudad Real, perteneciente a la antigua Judería, y hoy conocido por El Perchel. Pero lo de ‘terreras’ viene de cuando el abogado, periodista y político natural de Almodóvar del Campo (Agustín Salido y Estrada, 1818-1891), siendo alcalde de Ciudad Real decidió acabar con la insalubridad de la zona, por las lagunas que se formaban en ella.
Felizmente recién llegado el ferrocarril a Ciudad Real, se acarreó el material necesario -tierra y piedras- para rellenar y desecar las lagunas. Un material procedente del allanamiento de las pequeñas elevaciones existentes en los aledaños de la calle Calvario, junto al Colegio Marianista, que sería transportado desde allí en un ferrocarril construido ex profeso, cuya locomotora fue bautizada con el nombre de Miguel de Cervantes.
Y allí, en el lado oriental de la Plaza de ‘Las Terreras’ se encuentra el majestuoso Convento de la Inmaculada Concepción, que da nombre oficial a la Plaza, aunque las monjas y el convento han cargado con el sobrenombre de ‘terreras’. Pues bien, ya han pasado más de 500 años (1489-1989 reza una placa colocada sobre la fachada del antiguo convento con motivo de la efeméride) del declarado Bien de Interés Cultural en 1991 y vacío desde 2008, cuando las dos últimas monjas residentes se trasladaron al convento sevillano de Osuna.
Pasadas estas centurias con sabor clásico del barrio judío, hemos llegado a un sabor mucho más actual, que ahora cumple 4 años. Pero un sabor no sólo más actual, sino también más plural y más exquisito, que se llama ‘Sabores’ y que está en ‘Las Terreras’. Y que desde 2019 ha sabido posicionarse en primera fila -superando pandemias y otras limitaciones- y afrontando cambios cualitativos de primer orden. A la especialidad original de la carne de caza (no en vano comenzó llamándose ‘Sabores de Cabañeros’), se unen ahora otras novedades no menos atractivas, como la creación de los ‘pucheritos’ individuales como tapa. Por todo ello ha logrado posicionarse armoniosamente en la zona, con una amplia oferta en los fogones y un prestigio bien ganado.
La frondosidad de sus árboles, y el dulce canto de los pájaros que los habitan, convierten a esta plaza en uno de los rincones más deliciosos de la capital. Claro que, para delicias, las especialidades de la ‘Tapería Sabores’. A la inquietud y experiencia de Sandra que lo patronea, se unen la profesionalidad de un pastelero por tradición (Jose), y un ‘cocinillas’ por vocación (Pablete). Son “las tres patas de este banco”. Porque ‘Sabores’ ha venido a implementar el ambiente de esta placita cómoda, refrescante y sombreada en verano y soleada en invierno… Una de las más deseadas de la ciudad, que enmarca también una de las mayores densidades de locales de hostelería, una docena.
Inicialmente conocido por ‘Sabores de Cabañeros’ donde la caza era su leiv motiv, Cabañeros se le quedó pequeño, y hoy fundamenta su singular oferta gastronómica en los ‘pucheritos’. Como estamos en invierno, no resistimos mencionar su variada oferta gastronómica (pucheritos de cocido, fabada, garbanzos con callos, arroz con marisco, lentejas con chorizo, judías con chorizo, fideuá, arroz con marisco o con carne de venado, estofados de ciervo…). Cualquier especialidad imaginable, si existe, está en ‘Tapería Sabores’… Que además ha conseguido el primer premio en la XII edición de la ‘Ruta del Pincho y Copas de Cine’, el pasado mes de noviembre. Donde los amantes de la gastronomía y el cine pudieron disfrutar de una experiencia culinaria novedosa e interesante. Con mucho gusto.