Han pasado tres años desde que se dio por ‘cautiva y desarmada’ a la gran recesión económica vivida en España entre los años 2007-2013. No hay día que no nos salude con un dato que apuntale aún más los beneficiosos efectos de la recuperación económica: el PIB crece –incluso por encima de las previsiones-, el paro baja –incluso a un ritmo mayor del esperado-, y la afiliación a la Seguridad Social sube –incluso más de lo previsto-.
Todo lo que se difunde ampliamente son cifras de vértigo hasta el punto de que el Partido Popular ha llegado a comparar la bajada del paro registrada por la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre del año con la llegada del hombre a la luna, Picasso, la caída del muro del Berlín o la invención del avión.
No es broma. El pasado 27 de julio el PP colgó un tuit en su cuenta oficial de Twitter que bajo el título “¡Hacemos historia!” publicaba un video en el que comparaban los datos de desempleo en España con los hechos históricos que he comentado antes. Pero también se echa en falta, al menos yo, algún comentario o video cuando se difunden otro tipo de datos mucho menos triunfalistas y que reflejan otra realidad.
Los ciudadanos se merecen más seriedad y rigor en los partidos que sustentan a los gobiernos que les administran. Y más con asuntos tan graves como el desempleo y las dificultades económicas de la población.
Tampoco hace tanto, finales de junio, Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada (FOESSA) dio a conocer su informe “Análisis y Perspectivas 2017” cuyos datos dan también para escribir el guión de un video y difundirlo a través de Twitter. Pero seguro que no sería tan triunfalista. Los resultados constatan que la mitad de los hogares españoles (50,1%) tienen hoy una “red de seguridad” peor que en la situación precrisis, mientras que para el 42,3% se mantendría igual y habría empeorado solo para el 7,6%.
Los aspectos que han empeorado en más de la mitad de los hogares españoles, según este informe, son las capacidades de ahorrar, de resistir una nueva crisis económica, de hacer frente a una reforma necesaria de su vivienda o de llegar a fin de mes. Y añade que en cuatro de cada diez hogares ha empeorado también la capacidad para hacer frente a necesidades de salud no cubiertas por el sistema nacional de salud; para pagar refuerzos educativos a los hijos; o para afrontar el pago de recibos energéticos y para garantizar una estabilidad en el empleo de los miembros del hogar.
El secretario general de Cáritas, Sebastián Mora, a la vista de estos datos dijo que “como sociedad hemos bajado los brazos y hemos perdido tensión en la lucha contra la pobreza y la exclusión” porque, además, en España “se está produciendo un empobrecimiento de la pobreza”.
Tampoco ha pasado mucho tiempo cuando responsables políticos y de la administración argumentaban que la mejor protección social es el empleo y tener un salario. Argumento que sirvió para prácticamente desmantelar el sistema de protección social en el país y reducir las coberturas por desempleo a su mínima expresión.
Claro que hoy hay más personas trabajando, y que cobran un sueldo, y cotizan a la Seguridad Social, pero ¿es esto síntoma de recuperación? No. El sindicato de técnicos de hacienda (Gestha) asegura que los salarios en España son, en general, bastante bajos puesto que hoy casi la mitad de los trabajadores ganan menos de 1.000 euros al mes -¿se acuerdan cuando se llamaba mileurista al escalón más bajo del mercado laboral?, pues eso-.
Esta situación laboral se debe, en buena medida, al aumento de trabajos a tiempo parcial. Muchas personas han aceptado empleos de menos de 40 horas semanales, pero no por convicción, sino porque no encuentran otra cosa. Lamentablemente hoy en España existen pobres con trabajo –no había ocurrido nunca-, que llevan un sueldo a casa y no tienen suficiente para pagar los gastos mínimos para subsistir: casa, comida, ropa y calefacción. De otros gastos ya ni hablamos.
Seguramente los realizadores audiovisuales del PP no tendrán en cuenta estos argumentos que les ofrezco para un próximo video, pero en su ausencia, recomiendo a los lectores desempolvar unas películas del director británico Ken Loach.
Trilogía que hace ya algunos años hubo oportunidad de ver en Ciudad Real en formato de ciclo. Se trata de ‘Riff-Raff’ (1991), ‘Lloviendo piedras’ (1993) y ‘Ladybird Ladybird’ (1994), que tratan sobre la descomposición social en Reino Unido como consecuencia de las políticas económicas aplicadas por los conservadores.
Un entretenimiento para estos días que quedan de agosto, entre fiestas y celebraciones, para no perder la perspectiva y comenzar el curso en septiembre atentos al próximo intento de manipulación que quiera convencernos de que hemos salido de la crisis… o que hemos llegado a la luna.