Las artes escénicas a favor de la justicia para las mujeres. Es el eje de ‘Las Laurencias’, un montaje innovador que, a través de la expresión corporal, ilustra la desigualdad entre los sexos, tan universal, transversal y actual como la propia evolución humana.
Es una puesta en escena multidisciplinar y acentos diversos -chileno, nicaragüense, venezolano, ruso y español-, en la que cinco mujeres invitan a reflexionar sobre el poder violento de los hombres en un contexto feudal, con el drama de ‘Fuenteovejuna’ como telón de fondo, y el liberador y combativo monólogo de Laurencia como eje de la función.
“¿Dónde se ha visto que los pastores confíen sus ovejas al lobo?”, se preguntan dos temerosas vecinas de pueblo en la propuesta de Jessica Huerta para el certamen de AlmagrOff. La respuesta a la cuestión -paternalista por otro lado- está en las arrebatadoras palabras que la protagonista pronuncia en el soliloquio que Lope de Vega escribió hace 400 años. Sigue impactando y no deja a nadie indiferente.
‘Mis cabellos ¿no lo dicen?, ¿No se ven aquí los golpes, de la sangre y las señales?, ¿Vosotros sois hombres nobles?, ¿Vosotros padres y deudos?, ¿Vosotros, que no se os rompen, las entrañas de dolor, de verme en tantos dolores?, Ovejas sois, bien lo dice, de Fuenteovejuna el hombre’.
Es el reproche de Laurencia a su padre y los hombres nobles ante el ultraje de Fernán Gómez y su rebelión a la humillación. El eco de estos y otros versos resuenan desde el principio en la única actuación que ha acogido este jueves el Teatro Municipal encajero.
Inician el espectáculo tres de las actrices como una sola carne, denunciando desde varios palcos y el centro del patio de butacas los efectos de las almas mancilladas. Después, en el escenario y a través de un puñado de focos para formar los claroscuros, toma fuerza el movimiento del cuerpo, con bailes contorsionados que muestran la fuerza de la exaltación varonil y la rigurosidad femenina hacia la ignominia. Las escenas del Siglo de Oro se convierten en las calles occidentales o en escenarios vigentes de otras abigarradas latitudes de este mismo 2023 con la danza, el cante, la interpretación y la música a la guitarra de Sebastián Caro.
Un vestuario inspirado en el Siglo de Oro, cómodo y versátil, además de las voces en off que contextualizan la historia y un acertado juego de luces completan el espectáculo en todo momento atravesado por el drama.
Poco texto y mucho simbolismo actoral son otros protagonistas de la pieza, donde dos vecinas describen el horror con cotilleos y se alzan, quizás sin saberlo, como verdaderas feministas al apoyar a la valiente sublevada. Ponen el contrapunto a la elegancia de los cuadros musicales y coreográficos.
La función también describe la simbología que salió de la pluma de Lope, nutrido literariamente en la tradición griega, con la elección del nombre de Laurencia -corona de laurel- para la protagonista. No es casualidad, como destaca la propuesta del AlmagrOff al entroncar al personaje del XVII con Dafne -antes de Cristo-. Esta ninfa fue convertida en árbol de laurel para que Apolo dejase de perseguirla. Es la metáfora de la lucha de las mujeres y la muestra del enraizamiento entre todos sus frentes.