En un suculento recorrido por hasta catorce establecimientos ciudarrealeños que ofrecen para la ocasión apetitosos bocados, dentro de la ruta de ‘tapas de vigilia’, impulsada por el Ayuntamiento, los hosteleros de la capital provincial han elaborado tapas específicas con recetas propias de la Semana Santa.
Basados la mayoría precisamente en productos de mar, no hay que perderse la tapa de panipuri de bacalao con crema de su pilpil de El Señor Pérez, donde también como plato se degusta el tradicional guiso de Eduardo, abuelo del chef Diego Morales, de garbanzos, acelgas, calamar y pellas, además de, como postre, torrijas de pan brioche caramelizadas e infusionadas con azafrán en un anisado y servidas con helado.

También están “espectaculares” las albóndigas de bacalao al estilo manchego con salsa de tiznao de Agar Agar y hay quienes no paran de pedir en La Pajarería sustanciosas ‘Penitencias’, tapas de asadillo con pimientos de la tierra y caballa vestida con mayonesa, reducción al Pedro Ximénez y un mix de hierbas aromáticas, cuando no se decantan por la ‘Túnica blanca’, tosta con base de tomate triturado y bacalao ahumado aliñado con un hilo de aceite de oliva y eneldo.
“Mucho mejor si no lloviera, pero se está dando bien”, comentan desde La Pajarería, donde perciben que muchos de los clientes de estos días vienen de fuera de la capital.

En línea con los sabores de toda la vida que hacen que sus clientes dejen los platos vacíos, en Casa Maca se preparan chipirones en su tinta sobre pasta wontón, frita independientemente para que quede crujiente y haga como cuenquito de la tapa elaborada con puerro, cebolla, zanahoria, un sofrito con toque de tomate y un poquitín de pimentón picante y decorada con crujientes de puerro, las propias hojas cortadas finitas y fritas.

Así mismo, sirven como plato bombas o albóndigas de merluza y salmón ahumado con toque de ajo, cebolla confitada y especias de la casa, y terminadas con crema de azafrán que también lleva nata y fumet de pescado.

Otra delicia de vigilia es la alcachofa confitada rellena de mousse de atún en escabeche con langostino fresco y pimentón de la Vera ahumado que los clientes piden en el Nuevo Dallas, mientras que en Suprême Gastrobar mucha gente acude por sus Gildas, brochetas con el sabor a mar de la anchoa, la suavidad de la aceituna gordal y el amargor de la piparra. Eso a la hora de las cañas, porque para la del café tienen como dulce estrella tradicional borrachuelas de la abuela, elaboradas con una masa de dulce de cuaresma como la de las flores pero muy fina y sin forma concreta, más bien irregulares, cubiertas con azúcar y canela, describe Jesús, quien además es costalero de Pilatos.

Por su parte, Juan Carlos Ocaña, chef del Santa Cecilia, conquista el paladar con soldaditos de Pavía sobre alioli de miel y decorados con germinados de remolacha, tapa de bacalao rebozado con masa orly y marinado con zumo de limón y un poquito de ajo, inspirada en el uniforme amarillo con tiras rojas de los citados soldados. También en el Santa Cecilia, se puede disfrutar como plato de vigilia de bacalao confitado en aove en espejo de crema de asadillo manchego y, como dulce santo, de delicias de queso manchego con mousse de mostillo.

A propósito, muchos clientes acuden a Miami Gastro a pedir su propuesta para esta Semana Santa, una tortita de trigo con bacalao en tempura, ensalada aliñada con aceite de alga y salsa tártara junto a un trocito de lima para darle frescor, y se venden “como rosquillas” sus torrijas tradicionales acompañadas de helado de Baileys y la tarta de arroz con leche y helado de vainilla.
La Frasca de Santiago, Isla de Cuba, restaurante Las Vegas, Cervecería Cruz, el asador San Huberto y el Hotel Parque Real también ofrecen exquisitas propuestas en este trayecto por manjares de vigilia.