La receta del mejor plan de Semana Santa debe incluir andar por cascos históricos, descubrir tradiciones y sumergirse en fiestas populares. En abril apetecen ‘escapadas’ de cuatro días de turismo de interior que incluyan naturaleza, gastronomía, patrimonio y etnografía. Ciudad Real está en condiciones de ofrecerlas.
Desde el Domingo de Ramos, Ciudad Real es capaz de combinar el fervor más devoto de la Ruta de la Pasión Calatrava con gastronomía típica en evolución, tanto como las torrijas de Tomelloso. Es momento de adentrarse en paisajes tan exuberantes como la senda del río Cereceda en Fuencaliente y también de coger la moto para viajar entre ‘Titanes’ del arte urbano. Aquí van las 8 opciones de escapada:
Martes Santo al son de las saetas en Ciudad Real
Es época de procesiones y, sin lugar a dudas, la marcha del Martes Santo de Ciudad Real y en concreto el encuentro de los pasos de la Virgen de la Esperanza y Jesús Medinaceli, a las doce de la noche en la plaza Mayor, es uno de los momentos más espectaculares y mágicos de la Semana Santa de la provincia.
El silencio es roto por un sonoro aplauso cuando tiene lugar la primera “levantá” tras el recibimiento del hijo a su madre, con su característico manto verde esperanza. Los costaleros de la Cofradía de Jesús de las Penas y del Mayor Dolor protagonizan esta procesión que sale a las siete de la tarde de la parroquia del Pilar y regresa de madrugada, animada por las saetas que cantan por los balcones.
Veinticuatro hermandades con 34 pasos procesionan en la Semana Santa de la capital, reconocida de Interés Turístico Nacional. Para el devoto resulta imprescindible contemplar el Jueves Santo el paso del misterio de la Santa Cena con Cristo y los doce apóstoles, el más grande y el más pesado de toda la Pasión, obra del escultor Faustino Sanz Herranz, considerado “el último gran imaginero español”.
La ruta del río Cereceda y las pinturas rupestres de Peña Escrita
Las pinturas rupestres de Peña Escrita en Fuencaliente son uno de los conjuntos de pinturas rupestres de tipo esquemático mejor conservados de la Península Ibérica y, en su entorno, la ruta senderista del río Cereceda es una de las opciones de turismo activo más llamativas de la provincia.
Castaños, alisos, cornicabras, alcornoques, quejigos y otros arboles de ribera pueblan el entorno, con una vegetación muy exuberante donde destaca la gran variedad de helechos. El agua baja por las lastras, rocas aplanadas por su desgaste, y chorrea en las paredes de roca, donde se observan los estratos geológicos. La ruta, de 8 kilómetros, discurre por una senda paralela al río, y tiene pasarelas y puentes de madera.
La cascada de la Batanera, un precipicio con unas impresionantes vistas, permite hacer un alto en el camino, donde contemplar las primeras muestras de arte rupestre, antes de partir por una vereda hasta las pinturas de Peña Escrita. Localizadas en un abrigo de roca cuarcítica a 920 metros de altitud, representan figuras humanas de tipo antropomorfo, animales, formas solares y motivos vegetales.
La tradición pagana de Las Caras de Calzada
Las tradiciones hablan por sí solas de las gentes de Ciudad Real y cada Viernes Santo en Calzada de Calatrava el juego de Las Caras atrae a miles de visitantes. Todo el mundo que acude tiene que probar este juego de azar: solo hace falta lanzar al aire dos monedas. Si sale cara la banca recoge la ganancia, si sale cara y cruz se repite la tirada, y si salen dos cruces los apostantes ganan por dos.
Cuentan que la tradición recuerda las 30 monedas con las que Judas entregó a Cristo, aunque su origen también podría estar en el sorteo de la túnica del salvador, jugada por los soldados romanos al pie de la cruz. Sea por una o por otra razón, lo cierto es que se ha convertido en uno de los eventos más importantes de la ruta de la Pasión Calatrava.
La población se multiplica por tres o por cuatro, y la gente se apuesta importantes cantidades de dinero en el pueblo natal de Pedro Almodóvar, donde los corrillos toman el centro y el Círculo Agrícola desde las 10 de la mañana a las 5 de la tarde. No hace falta ni tener mucho dinero ni ser profesional, solo hacer volar las monedas de cobre según manda la costumbre, de diez céntimos y acuñadas en el reinado de Alfonso XIII.
La ruta de los patios de Villanueva de los Infantes
Con la llegada de la primavera y el buen tiempo, apetece pasear por cascos históricos de pueblos con encanto. En Ciudad Real todos los caminos se juntan en Villanueva de los Infantes. La ruta de los patios, en esta localidad que forma parte de la red de Pueblos Más Bonitos de España, es una de las mejores formas de conocer el patrimonio local y adentrarse en la cultura cervantina.
Francisco Javier Peinado, concejal de Turismo de Villanueva de los Infantes, destaca que Villanueva de los Infantes es “uno de los pueblos de la provincia donde sobreviven más patios de estilo manchego en casas palacio construidas en los siglos XVI y XVII”. Destacan por sus “columnas toscanas, suelos empedrados, galerías de madera” y también escudos heráldicos. Hay más de 250 repartidos por todo el pueblo.
La ruta de los patios discurre por la Casa del Arco, la Casa de la Pirra, la Casa Cuartel de los Caballeros de la Orden de Santiago, la Casa del Caballero del Verde Gabán y algunos edificios municipales como el Ayuntamiento, la Casa de los Estudios, la Alhóndiga o el claustro del convento de Santo Domingo, donde murió el célebre escritor del Siglo de Oro Francisco de Quevedo.
Los Armaos de Bolaños, un ejército de hojalata en la ruta de la Pasión Calatrava
Un “pequeño ejército de hojalata” toma las calles de Bolaños de Calatrava cada Semana Santa. Los Armaos protagonizan los desfiles de la ruta de la Pasión Calatrava, desde Almagro a Granátula, Moral o Bolaños. Son pueblos de volcanes, apellidados con el mismo nombre que la orden que desde el castillo de Calatrava La Vieja promovió unas características culturales únicas.
Los Armaos en Bolaños no pierden comba. En Jueves Santo representan la recogida de Judas en la ermita del Cristo y por la tarde el prendimiento de Jesús en el huerto de los olivos. El viernes salen después del sermón del paso y el sábado al mediodía es su día grande, cuando hacen la danza del caracol, la estrella y el molino ante el sepulcro. Están organizados desde los cabos a comandantes y se mueven al ritmo de marchas militares.
Más de 150 personas vestirán este 2022 la armadura romana en la Pasión de Bolaños de Calatrava. “Llevamos casco, armadura, brazos, escamas y lanza, elaboradas por hoja de lata, acero y latón, fabricadas por los tres hojalateros que tenemos en el Campo de Calatrava, en Bolaños, Almagro y Aldea del Rey”, señala Jesús Escobar, presidente de la hermandad. La tradición viene de lejos, “hay familias que van por la quinta y la sexta generación”.
Recorrer en moto los ‘Titanes’ de Okuda
La antigua catedral del trigo rompe el horizonte de Calzada de Calatrava con formas geométricas de todos los colores que recuerdan que Pedro Almodóvar y sus personajes cobran vida en La Mancha. Recorrer los silos que han servido de lienzo para grafiteros tan internacionales como Okuda a través del proyecto ‘Titanes’ es un deleite para los amantes de las dos ruedas.
Manzanares, Corral de Calatrava, Malagón, La Solana, Villanueva de los Infantes y Almagro forman parte de la ruta. Los silos, que durante décadas quedaron abandonados, construyen uno de los museos de arte urbano ligado a la arquitectura industrial al aire libre más importantes del mundo. En su puesta en marcha además participaron 450 personas con capacidades diferentes a través de la asociación Laborvalía.
Imprescindible de visitar es el silo de Almagro, donde Antonio Laguna realiza un recorrido pictórico por los creadores y las obras que han pasado a lo largo de las 44 ediciones del Festival Internacional de Teatro Clásico, o el de Villanueva de los Infantes, donde Okuda crea un mosaico universal con banderas de países que no existen, donde todas las culturas, las razas, los géneros, están representados.
Tras el vuelo de las aves en las Tablas y la laguna de Navaseca
Los flamencos, grandes y rosáceos, “son los reyes de la laguna de Navaseca”, a seis kilómetros del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Esta laguna es en la actualidad es uno de los mejores observatorios de aves migratorias de la provincia, aunque los amantes de la ornitología tienen mucho margen, desde la cola del embalse del Vicario en Peralvillo a la laguna de la Inesperada de Pozuelo de Calatrava.
Cigüeñuelas, gansos, ruiseñores, espátulas, gaviotas, azulones y fochas son solo algunas de las especies que habitan el entorno de las Tablas de Daimiel, que en estas semanas asiste a uno de los flujos más importantes de aves migratorias del mundo. Ciudad Real es lugar de descanso y cría para millones de aves que cruzan en primavera el Estrecho de Gibraltar.
Alejandro del Moral, guía intérprete de la empresa Caminos del Guadiana, anima a visitar el parque, que en estos momentos cuenta con unas 300 hectáreas inundadas, una extensión que puede aumentar con las lluvias de los últimos días. Rodeada de carrizo y enea, es el hogar de la malvasía cabeciblanca, de pico azul y cola levantada, que está en peligro de extinción.
Tomelloso: la cuna de la pizza y la torrija
La Semana Santa sabe a azúcar, a canela y a naranja rallada. Eso lo saben muy bien en la panadería J. Sánchez de Tomelloso, que fabrica cada año por estas fechas “cerca de una tonelada de torrijas”. Jesús Sánchez ha recuperado la receta de su madre y de su abuela, y ha triunfado. “Cada año se venden más”, dice.
La receta original es a base de masa de brioche deshidratada, almíbar, una infusión de leche con nata, naranja, canela y limón, y tras pasar por el fogón un rebozado de azúcar. Esa es la tradicional, pero va mucho más allá: las elabora de crema de turrón con almendra tostada, mermelada de fresa, crema catalana, yema tostada, Nutella con viruta de chocolate negro, merengue flambeado, arroz con leche y muchos sabores más.
Pero el buen amante del comer, lo es de dulce y de salado, y en Tomelloso el viajero no puede marchar sin probar las pizzas de Marquinetti, “el mejor pizzero del mundo”. En la avenida Antonio Huertas son ya clásicas la pizza ‘Dulcinea’, con queso manchego y perdiz escabechada, la ‘Matanza’, con chorizo, morcilla y tomillo, y la ‘Rolling Stones’, con salmón, crema de bogavante y aguacate. Una buena ‘escapada’ tiene que acabar delante de un buen plato.