Las medidas de “desescalada” del estado de alarma decretado ante la propagación del Covid-19 han llegado como un “jarro de agua fría” para la hostelería. Bares y restaurantes comparten que las reducciones de aforo del 30 por ciento “son inviables” y lamentan la falta de diálogo que ha existido con el sector. Dispuestos a acercar posturas, esperan una rectificación del Gobierno.
De “improvisto” pilló este martes a los hosteleros las medidas que contemplan las fases de “desescalada” que prevé poner en marcha el Gobierno de España. El presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Castilla La Mancha, José Crespo, lamenta que el anuncio haya sido sin saber qué ocurrirá con los ERTEs y qué condiciones de higiene y seguridad alimentaria tendrán los trabajadores y los clientes.
Los hosteleros consideran “inasumible” que el Gobierno obligue “a mantener la empresa activa al 100 por cien cuando se produce al 30 por ciento”. Reclaman que “los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo por fuerza mayor sigan” más allá de los 6 meses de apertura para que exista una “incorporación gradual” en función de las necesidades del negocio. El sector no puede perder el “flotador” que son hoy los ERTEs.
Antes de saber cuándo abrirán, los hosteleros además reclaman saber el cómo. José Crespo señala que “hasta el 15 de mayo no sabremos las medidas protocolarias de protección y seguimiento”. En las últimas semanas, empresas auxiliares han empezado a ofrecer “mecanismos y aparatos para desinfectar”, pero hasta ahora no están homologadas, ni tampoco contrastada su eficacia por el Ministerio.
Unas “fases” difíciles de cumplir
Con la vista puesta en las “fases” que va a imponer el Gobierno de España, la valoración es clara. “En la fase cero y uno no se cumplen con los principios que necesita un hostelero, un autónomo o un empresario, para abrir su negocio”, confiesa Crespo. La paralización del sector no se puede demorar mucho más, pero es partidario de ampliarlo “una o dos quincenas más” si con ello se evita que los hosteleros queden desamparados.
El propietario del restaurante Casa Pepe en Carrión de Calatrava duda que, algún negocio que no realice ya en estos momentos reparto a domicilio, se incorpore a partir del día 4, y lo mismo dice con respecto a la apertura de solo las terrazas a partir del 11. “Esa fase la podían haber obviado”, advierte, consciente de que hay establecimientos con apenas 3 o 4 mesas, que solo podrían abrir con una.
Más aperturista, la fase 2, prevista para finales de mayo es vista con mejores ojos desde los hosteleros, aunque consideran que hay que “limar y negociar las medidas”. Crespo destaca que “la autoridad es la sanitaria, pero hay que entender que hay que mezclar sanidad, economía y sociabilización, y hay mucho en juego, muchos puestos de trabajo”.
La federación de hosteleros considera que “como mínimo” los establecimientos tienen que poder cubrir el 50%, con posibilidad de mantener “hasta el 80 por ciento de la capacidad de negocio”. José Crespo apunta que el gremio es “estacional”, por lo que hay que exige medidas “flexibles”.
Solo un tercio de los bares de Ciudad Real tienen terraza
Poca divergencia tiene la valoración del chef de Latitud, Diego Morales, que afirma que en estas condiciones no va a abrir. “Considero que es inviable absolutamente la apertura de negocios como el mío, más grandes o más pequeños, porque las medidas no se ajustan a la realidad del día a día de nuestro sector”, afirma.
Apenas un tercio de los 300 o 400 bares y restaurantes que tiene Ciudad Real cuentan con terraza, por lo que la fase 1 de momento deja fuera a más de 200. Además, no cree que haya negocios que asuman el grueso de gastos fijos, alquiler, climatización y demás, sin posibilidad de facturación.
En su caso, el local de la calle Mata tiene 6 mesas de 2 personas, y en el del Torreón tienen 6 mesas para 4. En el local de la Avenida Rey Santo se empieza a plantear que habrá que “ralentizar la obra, porque no tiene sentido abrir”. Primero está el tema de las terrazas, pero Morales afirma que cuando se abra dentro “existirán los mismos problemas”.
En un comunicado a nivel estatal, el sector estima que si el proceso de “desescalada” no se acompaña de “medidas laborales, fiscales y sanitarias” el cierre de establecimientos puede ascender al 30%, lo que significa alrededor de 85.000 locales en todo el país.
Acusan a las autoridades de generar “rechazo” hacia el sector
Su esperanza es “que no prosperen estas medidas”, porque, según destaca Diego Morales, “la hostelería en Ciudad Real y en otras ciudades es un motor importantísimo de nuestra economía, tanto de forma directa como indirecta”. El empresario confiesa su “preocupación”, porque con este “delicado panorama” considera que “van a tener que cerrar muchos establecimientos” y supondrá “la ruina para muchas familias que comemos del sector”.
Ningún sector se ha librado del Covid-19, pero la hostelería fueron los primeros que cerraron y ahora de los últimos en abrir. Morales lamenta que el “rechazo” al sector que fomentan, bajo su punto de vista, algunas medidas, cuando “en una farmacia o en un supermercado existe una afluencia mucho más grande de gente”. “A los clientes hay que darles confianza y este sin sentido no ayuda”, comenta Morales.
Los hosteleros piden más espacio para las terrazas
En el resto de la provincia también hay inquietud. “Las medidas son entendibles, hay que ir despacio, como con los motores viejos, porque esto no es una gripe, pero así no salen las cuentas”, comenta Antonio Merlo, propietario del bar Europa, en el entorno del hospital de Valdepeñas. Hace referencia al pago del alquiler, de la Seguridad Social y de la cuota de autónomo.
Desde que se decretó el estado de alarma, Antonio Merlo y su socio mandaron a 5 de sus trabajadores eventuales al paro y el resto, otras 6 personas, tienen un ERTE. Ante las limitaciones de aforo marcadas por el Gobierno, la única salida es que trabajen solo los dos propietarios y una persona más en la cocina.
En verano monta 30 mesas de terraza y ahora serán 10. En el restaurante pasarán de dar entre 60 y 70 comidas a unas 25. Merlo confiesa que “es triste decirlo, pero así es imposible que todo el mundo entre a trabajar”. “Esperemos que el trabajo vaya en aumento poco a poco y así saquemos a la gente del ERTE y del paro”, comenta.
Los ayuntamientos tienen en su mano ampliar los metros de terraza de los establecimientos sin costes añadidos para así aumentar su capacidad. El hostelero destaca que “Valdepeñas es una ciudad que vive de los servicios, de la hostelería”, por lo que hay que cuidar al sector, y más tras la suspensión de las Fiestas del Vino, con la consiguiente pérdida de ingresos que ocasionará.
Incertidumbre ante la reacción de los clientes
En Manzanares, Roberto León espera que el ayuntamiento también amplíe los espacios de las terrazas. La Capilla tiene cuatro mesas, por lo que es imposible abrir por una. “Yo prefiero abrir con limitaciones sanitarias y de higiene, pero con gente”, comenta. Desde que se decretó el estado de alarma, él está en casa sin recibir ingresos y sus dos empleados están en un ERTE.
Bajo su punto de vista, el Gobierno va a dejar abrir “en unas condiciones tan estrictas que no nos va a dar para subsistir”, además no ve claro que en tan solo quince días pueda abrir su negocio. Cuando abra, espera que la gente esté adaptada a ir a lugares de afluencia, pues reconoce que “al principio va a haber miedo”.
