“Cuando trabajas para un cliente, tienes que tener claro sus objetivos y desde la humildad emprender la búsqueda de la mejor solución para ese proyecto”, destacó este miércoles el diseñador gráfico Pep Carrió, que abrió con su intervención las Duodécimas Jornadas de Diseño de la Escuela de Arte Pedro Almodóvar.
“Cada proyecto es una oportunidad de sacar tu mejor versión”, indicó el creador mallorquín, responsable de un estudio de diseño en Madrid cuyo trabajo está enfocado al “mundo editorial y cultural con vocación de coger proyectos y cuidarlos mucho. Primamos frente a la cantidad la calidad”, intentando “llevar de la mano un buen proyecto y hacerlo crecer”.
Pep Carrió, que explicó que en su trabajo como diseñador gráfico también usa la fotografía y la ilustración y confesó que le gusta más un jardín que un monocultivo de manera que no es capaz de cerrarse a un estilo concreto, aconsejó a los alumnos de la Escuela de Arte que “peleen por sus sueños e intenten buscar un camino propio. No es una profesión fácil sino de largo recorrido”, resaltó Carrió, que también les recomendó que “no se apunten a las fórmulas inmediatas”, que encaren cada proyecto como una oportunidad, un viaje” y que no esperen a que les llamen para hacer un proyecto sino que sean “generadores de sus propios proyectos”.
Así mismo, les instó a que no piensen en el mapa nacional, sino en el mundo, ya que “hoy en día el trabajo de un diseñador puede llegar a cualquier lado y estamos en una época en la que el talento si está bien enfocado te puede llevar a sitios muy interesantes”.
Proyectos personales
De forma paralela a su trabajo basado en lo pragmático en su estudio de diseño, Carrió desarrolla proyectos personales que no nacen del encargo pero que, así mismo, son motores de interesantes iniciativas, ayudan al autor a saber “quién eres de verdad” y sirven de laboratorio generador de ideas.
En su intervención titulada ‘¿Con qué objeto? Procesos de trabajo’, Carrió, que compagina el trabajo en su estudio situado en un ático y en un taller de artista plástico ubicado en el sótano de un mismo número 11, habló de propuestas personales a lo largo de su amplia trayectoria. En el apartado ‘Con un libro…’, mostró multitud de trabajos en los que este objeto sirve para crear un barco, una balsa a la deriva, una casa, un paraguas, un corazón, el cuerpo de los caballitos de un tío vivo, una regadera, un abanico, un sol, una palmera y un faro; mientras que en ‘Con maderas de playa…’, con trabajos en los que hay mucho de “encontrar y ensamblar para darles otra vida”, explicó su afición a recoger materiales dejados por el mar en las orillas como maderas de colores de barco que agrupa o ‘archiva’ en composiciones que dieron lugar al libro experimental ‘30 de diciembre. Memoria de un naufragio’, con texto de Carlos Grassa Toro y publicado por ‘In Pectore’, editorial de Carrió. Así mismo, en su taller, surgió una colección de caras de madera que dio lugar a la publicación ‘Conquistadores’, también con textos en tono poético de Grassa Toro, y una exposición.
En cuanto al apartado ‘Con una foto encontrada…’, comparó las playas donde el mar lleva lo que se encuentra a la deriva con los rastros donde se pueden hallar instantáneas y otros objetos con una carga poderosa de memoria y que, al mismo tiempo, no fueron pensados para ser vistos por otras personas. A partir de estos objetos, ha desarrollado obras conceptuales y esta forma de trabajar la ha utilizado para cartelería de varias temporadas de ópera y portadas de libros. Las imágenes dialogan entre sí “de forma potentísima” en favor de la poesía visual también en sus collages de ‘Con papel y tijera…’ a partir de elementos que encuentra, por ejemplo, en revistas antiguas. Además, con naipes, muchos de los cuales encuentra por la calle, trabaja Carrió, que animó a crear en el disfrute y el juego y hacer cosas sin un objetivo final.
Estado telefónico
Otro de los procesos creativos desarrollados por Carrió tienen que ver con los dibujos garabateando que se hacen mientras se mantiene una conversación telefónica, obras que, aseguró, no haría si no estuviera en ese “estado telefónico” y en las que la mano trabaja de forma automática ya que la concentración está en el diálogo. De estas piezas nació un libro, así como un proyecto participativo en el que los espectadores podían colorear e incorporar dibujos propios, agregó Carrió, que explicó otras líneas personales de trabajo como ‘Con un cuaderno…’, del que surgieron varios libros de dibujos que han dado lugar a publicaciones y la exposición ‘Pensar con las manos’; ‘Con una cámara…’, consistente en elegir en un ejercicio de síntesis una fotografía de una jornada tomando instantáneas y del que se editó el libro ‘Los días’ con la poesía de Fernando Beltrán; y ‘Con la cabeza…’, proyecto que comenzó en uno de sus cuadernos de dibujo y que, con la colaboración de un tornero, propició una colección de esculturas de cabezas como un mortero, una casa, una jaula, un nido, un reloj o un tornillo, así como obras a partir de la silueta de una cabeza que serigrafió y que formaron parte de la exposición ‘Fabricante de cabezas’.