La comunidad venezolana afincada en la provincia vuelve a destacar por su afán emprendedor y lo hace en el Día Mundial del Refugiado. El restaurante Roraima, puesto en marcha por Luis Antonio Sandoval y su pareja María José Padrino, que pidieron hace cinco años asilo político en España, se suma desde este lunes a la oferta gastronómica de la capital.
Los panes de maíz rellenos conocidos mundialmente como arepas venezolanas serán protagonistas en este restaurante situado en la calle Toledo, aunque no cabe duda de que el pabellón criollo va a ser la estrella en la cocina. “Es el plato más famoso de Venezuela y lleva arroz, carne desmechada, alubias negras y plátano”, explica Luis Antonio.
En carta, donde prometen hacer una fusión de la gastronomía venezolana con la española, también tendrán empanadas, tequeños y asado negro, “unos medallones de carne al horno con una salsa negra de toque dulzón, aparte de ensalada y arroz”. Las influencias manchegas ya se notan y este lunes ya tenían gazpacho preparado.
Con las manos en la masa desde que tenían una pequeña fábrica de donuts
Esta familia venezolana siempre ha estado con las manos en la masa, pues en su país tuvieron “una pequeña fábrica de donuts que repartía a todas las cantinas de los colegios” en Valle de la Pascua, en el estado Guárico, uno de los estados “llaneros” famoso por sus extensas plantaciones de maíz.
La crisis económica y social de Venezuela, y sobre todo la situación de escasez de alimentos y materias primas para los productores, los obligó a marchar de su país. “No hay que tener miedo a buscar otros mundos. O ganas o pierdes, pero hay más probabilidades de ganar si lo haces de corazón”, expresa Luis Antonio.
Desde entonces viven en Puertollano, donde en noviembre de 2021 ya abrieron un “family bar” con parque de bolas. Luis Antonio dice que “España los trata bien” y destaca el apoyo de la comunidad venezolana en la provincia, por eso han decidido abrir este nuevo negocio en Ciudad Real, donde además han contratado a una trabajadora española.
Novecientos venezolanos afincados en Ciudad Real
De celebración está la Asociación de Venezolanos de Ciudad Real, pues en tres meses es el segundo establecimiento relacionado con la gastronomía que abre esta comunidad en Ciudad Real. El primero fue la pastelería +Cuqui, puesta en marcha por la chef Líser Jiménez, procedente también de Valle de la Pascua.
Unos 900 venezolanos viven en Ciudad Real, de los más de 1.000 que han llegado a la provincia, por eso la capital concentra los proyectos de emprendimiento. Tania confiesa que la mayoría son solicitantes de protección internacional a través de la autorización temporal de la residencia española por razones humanitarias que concedió el Gobierno español a los venezolanos, aunque también hay personas que tienen doble nacionalidad.
“Aplaudimos que los venezolanos se entusiasmen por emprender, porque refleja que están siendo ya parte de España”, dice la presidenta de la asociación, que adelanta que pronto abrirán un nuevo establecimiento, orientado más al ocio, con cócteles. Tania dice que “todos los venezolanos tienen algo en sus genes de españoles”, porque la vinculación “es histórica”.
España, un ejemplo de acogida para el resto
Todos abandonaron Venezuela “por necesidad”, porque, según explica Tania, “cuando tienes toda una vida formada nadie sale por gusto de su país con un par de maletas”, pero Ciudad Real y España les ha acogido “muy bien”. Por ese motivo, en el Día del Refugiado la asociación pide al resto de países “que tomen ejemplo de España”.
La situación en Venezuela todavía es complicada. “Ha mejorado para un grupo, una burbuja, pero el grueso de la ciudadanía sigue sufriendo escasez de productos, de dinero y de trabajo”, señalan. Lo cierto es que los desplazamientos no han cesado, y a los venezolanos que salían directamente del país en dirección a Europa se suman los que decidieron en un primer momento viajar a otros estados de América del Sur y que de nuevo se ven obligados a marchar por la inestabilidad que sufre el continente.