J.A.M.A. y M.R.M.O, un matrimonio de sesenta y siete años de Pedro Muñoz acusado de un delito de odio hacia el colectivo LGTBI, en la persona de una vecina ‘trans’ de veinte años, han declarado en el juicio que todo es un montaje de la joven, con la que tienen mala relación vecinal.
“Jamás”, “en ningún momento”, “eso no se ha producido”, ha respondido tajante J.A.M.A., a las preguntas de las acusaciones sobre si es verdad que le ha gritado a la chica expresiones como “maricón”, “eres un tío con peluca, nunca vas a ser una mujer” o “cuando tengas 18 años te voy a meter un palizón”; por la calle, desde el balcón o siguiéndola con el coche.
Tanto el acusado como su mujer, menos activa en el caso según la denunciante, dicen que todo es un embuste, y que no saben qué es el odio. Insisten en que todos los problemas vienen porque la joven les ralló el coche, la condenaron, tuvo que pagar, y empezaron a cruzarse denuncias por delitos leves.
La joven denuncia “acoso constante por lo que soy”
La joven sin embargo relata que ha soportado tres años de insultos, amenazas y acoso “constante”, ha remarcado, de estos vecinos, desde que empezó su transición a mujer, en el año 2020. Le ha contado al tribunal que juzga el caso que ella puso la primera denuncia en los juzgados de Alcázar por esos insultos, y a partir de ahí la hostilidad fue a más “por lo que soy”, ha insistido.
Firmaron un acuerdo el año pasado “por miedo”
Ha declarado además que el hostigamiento de estas personas le ha provocado crisis de ansiedad y ha reconocido que el año pasado firmó un acuerdo con ellos, con abogado de por medio, para que cesaran las denuncias por ambas partes, “lo hice por miedo”. Ha reconocido que el último año no ha habido ningún episodio nuevo de insultos, pero teme que después del juicio vuelvan.
El testimonio de presunta víctima lo confirman su madre, su padre y su pareja. Los tres han declarado que han sido testigos tanto de referencia como presenciales, de los insultos. El padre ha ido más lejos y ha contado que el marido, J.A.M.A., “parece tener una obsesión particular con mi hija, la insulta y la persigue”.
Los testigos son de parte, no hay pruebas, argumenta la defensa
La defensa de los acusados ha hecho hincapié en que todos los testigos del juicio, que ha quedado visto para sentencia en la sección segunda, sean parte interesada, y le ha reprochado a las acusaciones no haber aportado a nadie ajeno a la familia que corrobore lo que dicen. “Les tienen miedo y no quieren problemas”, ha argumentado la denunciante.
La fiscal considera totalmente verosímil y creíble el testimonio de la joven transexual, y ha mantenido la acusación de delito de odio por el que solicita dos años de cárcel para los acusados, además de multa de nueve meses a razón de diez euros diarios.
También reclama que se les inhabilite para ejercer cualquier oficio educativo en el ámbito docente, deportivo y tiempo libre por seis años y una indemnización de 6.000 euros para la víctima por daños morales y psicológicos.
La acusación particular pide 3 años de cárcel para la pareja
Alberto Hernández, el abogado de la joven que ejerce la acusación, eleva a tres años la solicitud de condena, dos años por el delito de odio y un año y dos meses de prisión por el delito de acoso, además de que se les condene en costas y una orden de alejamiento, que no existe en la actualidad.
No ha sido fácil llegar hasta aquí
Que un juicio por delito de odio se juzgue en la Audiencia Provincial de Ciudad Real no es fácil, de hecho este caso es el primero en el que se juzgan específicamente unos insultos y amenazas encuadradas dentro del desprecio a un colectivo entero, sin que existan lesiones, en el alto tribunal provincial, aunque hay precedentes en los juzgados de lo Penal.
Este caso se ha sobreseído varias veces en los juzgados de instrucción, por la conflictividad entre las familias, pero la sección primera de la Audiencia levantó ese sobreseimiento y estimó que había que juzgarlo. “Juzgar un delito de este tipo no es sencillo, existe mucha subjetividad y conseguir las pruebas no es fácil”, explica el abogado.
En este caso el informe forense reconoce que ha tenido crisis de ansiedad posiblemente por el acoso que ha recibido.