Cuando hablamos de delincuencia nos vienen a la mente robos, homicidios, violencia machista, violaciones o narcotráfico. La realidad es que los delitos que más se cometen en Ciudad Real son de circulación. Conducir, esa actividad tan cotidiana como peligrosa, produjo el año pasado en la provincia más ‘delincuentes’ (en el sentido de alguien que comete un delito) que ninguna otra, con dos infracciones penales que destacan sobre los demás: conducir borracho o drogado y hacerlo sin carné.
Las 991 acusaciones de la fiscalía por delitos de seguridad vial en 2021 son la cifra más elevada del quinquenio y la segunda más alta de la década (en 2012 hubo 1.052); con una subida del 33% de la conducción alcohólica y del 25% respecto a conducir sin permiso, el segundo delito de tráfico más frecuente.
Un dato mediatizado por la pandemia
La explicación es que 2021 “ha sido un año peculiar, con datos que están mediatizados por la pandemia”, afirma el fiscal delegado de Seguridad Vial de Ciudad Real Jesús Gassent, al que preocupa lo justo el repunte que refleja la memoria fiscal del año pasado, la estadística más fiable para medir la delincuencia real en un territorio. “Hay muchos escritos de acusación que vienen del año anterior, por lo que la comparación real habría que hacerla con 2019 cuando formulamos 916 escritos de acusación”, argumenta.
“No hemos salido más locos a conducir”
“No creo que haya habido un crecimiento exponencial muy elevado, ni que hayamos salido más locos a conducir después del confinamiento, más bien ha sido una compensación por lo que no se pudo hacer en 2020”, enfatiza Gassent tras examinar los datos anuales que recopila e interpreta como titular de esta especialidad que supone un porcentaje elevadísimo del trabajo de las fiscalías.
Gassent, con un fiscal adjunto que hasta hace unos meses ha sido la fiscal Alba Tenorio en esta especialidad, no puede estar en todos los juicios (también lleva los asuntos mercantiles), pero tiene una visión global de cómo han evolucionado los delitos de tráfico desde la implantación del carné por puntos y el endurecimiento de determinadas conductas.
“La realidad es que la delincuencia vial tampoco ha cambiado mucho después de la pandemia, los delitos son los que son: un señor que conduce borracho, con drogas, sin permiso y de una forma temeraria. No hay cambios de patrón”, asegura.
Seguridad vial, un delito “constante”
Los delitos de tráfico, que también se detectan más porque se persiguen con énfasis (policías como la de Ciudad Real han hecho en el último año un esfuerzo en mejorar y hacer más controles de drogas), son constantes en fiscalía y juzgados. También la respuesta que se da, por lo general en juicios rápidos, de tramitación tan sencilla que en la mayoría de casos y si hay conformidad entre fiscalía y defensa se resuelven en un día o dos, una semana como tarde.
En dos o tres días hay sentencia
Lo bueno en esta materia es la respuesta inmediata a quienes delinquen. En Ciudad Real casi el 82% de las acusaciones por delitos contra la seguridad vial que inicia la fiscalía se sentencian a los dos o tres días de cometerse, es decir son juicios rápidos, y por lo general de acuerdo con el infractor. “La respuesta es inmediata, si a una persona se la sorprende conduciendo borracha un viernes lo más probable es que el lunes ya tenga su sentencia”, cuenta el fiscal.
En el año 2021 la fiscalía acusó en juicios rápidos en 810 casos, mientras que 181 asuntos más graves se convirtieron en procedimiento abreviado (más complejo), unas cifras que superan a las de otras materias como la violencia de género, también con un elevado porcentaje de sentencias inmediatas en los casos menos graves.
Trabajos en beneficio de la comunidad, multa y prisión
Ir a prisión por delitos graves de tráfico no es raro, y no sólo por homicidios imprudentes. La conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas o drogas prevé tres tipos de penas: trabajos en beneficio de la comunidad, multa o prisión. Esta última reservada para los supuestos más graves o de gran reincidencia. Son los menos, pero los datos recogen una “especial reiteración delictiva” en conducción alcohólica o bajo los efectos de las drogas. Para estos casos, con tres escritos de acusación por lo mismo el fiscal ya pide penas de prisión.
Los delitos de conducción bajo la influencia de las drogas también llegan a la fiscalía, pero el fiscal reconoce que es más complejo calificarlos porque se necesitan más pruebas, “pero lo hacemos”, remarca. Basta que una persona dé positivo en drogas en un control para que la fiscalía formule acusación y vaya a juicio. Se celebran menos juicios por estos supuestos (para probarlo no es suficiente con el test indiciario, se necesita una muestra de saliva que se envía a un laboratorio homologado para que la analice), pero se hacen.
El triple accidente mortal de Argamasilla de Alba
De todos los casos calificados por delitos de seguridad vial el año pasado destaca la imputación por el triple accidente mortal de Argamasilla de Alba del mes de junio. Es el único caso en el que la fiscalía de Seguridad Vial pidió prisión preventiva, situación en la que un año y medio después sigue el acusado. Se trata de un joven de 22 años, reincidente, que conducía bebido, drogado y a toda velocidad por el casco urbano de esa localidad cuando arrolló a un coche con cinco ocupantes, todos muy jóvenes (murieron tres y las dos supervivientes sufrieron heridas graves).
El caso de Argamasilla sigue pendiente de juicio, que probablemente se celebrará el año que viene. La fiscalía, que todavía no ha redactado el escrito de acusación final, acusará por tres delitos de homicidio imprudente y otros de seguridad vial.
Matar con un coche no sale gratis
¿Matar con un coche sale gratis?, el fiscal de Seguridad Vial responde: “No, yo creo que la pena es adecuada y permite graduar la gravedad de la conducta según el resultado”. La pena básica que se pide para el autor de un homicidio imprudente (por tráfico por lo que sea) son cuatro años prisión, pero existen circunstancias de mucha gravedad en las que se puede pedir mayor condena, de entre cuatro y seis años, e incluso ocho, entendiendo que “la conducta ha sido especialmente grave”. De este caso concreto, pendiente de un informe médico, Gassent prefiere no dar información, “cuando formulemos el escrito de acusación se hará público”, dice.
Trabajos en beneficio de la comunidad
La cárcel se emplea para los delitos viales más graves o de multirreincidencia, las penas que más pide la fiscalía e imponen los juzgados son las de multa o trabajos en beneficio de la comunidad, en función de la situación económica del infractor. “Los trabajos en la comunidad se cumplen, las actividades las proponen los ayuntamientos en tareas de mantenimiento y suelen ser muy efectivos, funciona, el número de quebrantamientos no es elevado”.
Como reflexión el fiscal de Seguridad Vial alerta del peligro de las distracciones al volante, no solo los teléfonos móviles, aunque ya han llegado a acusar en algún caso por utilizarlo, “la conducción de un vehículo requiere la máxima atención, cualquier cosa que suponga una distracción aunque sea mínima puede tener consecuencias gravísimas, también no haber descansado lo suficiente”.
Las estadísticas de la memoria de la fiscalía sólo reflejan los delitos de tráfico, existen decenas de otras infracciones administrativas que también implican pérdida de puntos y del permiso que gestionan las jefaturas provinciales de tráfico.