Lámina rescatada del álbum “La Mancha artística e Industrial”, publicado en el año 1925, que corresponde a las bodegas valdepeñeras “Domingo Ruiz de León, en Testamentaría”, fundadas en 1875 y una de las más grandes bodegas de Valdepeñas, junto a las de Ramón Caravantes, que comenzaron a elaborar y exportar en roble, que no era lo habitual por estos pagos o lares, más dados a la “tenaja” y al vino: “encuevao”.
Estos bodegueros -los Ruiz de León- vinieron de Rioja (Haro) y se instalaron en Valdepeñas, tras emparentar con los Donado Mazarrón. Tenían la peculiaridad de que era de los pocos de la “Ciudad del Vino” -mi patria chica- que elaboraban en depósitos de roble, no en tinajas de barro como la inmensa mayoría de los elaboradores de la tierra natal de Bernardo de Balbuena, Ana de Castro, Juan Alcaide, Gregorio Prieto, Paco Nieva…
EXPORTACIÓN
Además, toda su producción era exportada a Ultramar: Cuba, Puerto Rico, Filipinas, incluso Méjico, Argentina… sirviendo solo vino en España a la Casa Real, dado que la reina Isabel II era una fervorosa degustadora de los caldos de esta casa emblemática que, según me comentó mi padre, eran los más ricos del pueblo y los únicos que los sirvientes/as de la casa eran filipinos, en su mayoría, incluso algunos de color…, algo que en aquellos tiempos sorprendía mucho a los valdepeñeros, como también se murmuraba sobre la procedencia del capital de esta familia inversora e innovadora, que eran muy adinerados.
ETIQUETAS Y PREMIOS
Yo conservo en mi casa 3 etiquetas de “fondos de cubas”, que son auténticas joyas, ya que están impresas a varias tintas y con parte del texto en inglés: “Old Extra superior wine”, “Epecial Elaboration Fur The Philipine islands”, etiquetas que debían ser impresas en el extranjero, seguramente.
La citada bodega obtuvo importantes galardones en la “Exposición Internacional de Manila (Filipinas)”, en 1895, y en la “Exposición Universal de París”, en 1889 y 1892, entre otros.
Tras la guerra incivil española todo desapareció. Podría contar el final, pero no quiero abrir nuevas heridas…, aunque ahora se lleva mucho el tema de remover a los muertos de un banco y de otro: los rojos y los azules -léase fascistas-, expresiones ambas ya afortunadamente olvidadas por los españolitos tras la larga dictadura franquista y posterior transición, pero que han vuelto a aparecer en el lenguaje habitual y se escuchan en la televisión, en radio, en conversaciones entre amigos…, en la calle y en bares, tabernas, mesones…
LA GENEALOGIA DE LAS BODEGAS
Sobre esta bodega le dedica un amplio capítulo mi pariente el periodista especializado en vinos José Luis Martínez Díaz, en su imprescindible y agotado libro “La genealogía de las bodegas en Valdepeñas, tomo en el que el autor de esta reseña escribió en la 2ª solapa:
“La genealogía de las bodegas en Valdepeñas es un magnífico, soberbio trabajo de investigación periodística e histórica, bellísimamente ilustrado, en el que su autor narra la evolución de las bodegas de la Ciudad del Vino, mi amada ínsula-báquica, desde aproximadamente 1760, en la que el Marqués de Santa Cruz creara la suya, continuando con las grandes sagas vinateras: Tarancón, Caravantes, Megía, López-Tello, Ruiz de León, Morenito, Cornejo, Madrid, Palacios, Solís, Brotons, entre otras, hasta la puesta en funcionamiento del CRDO Valdepeñas, en 1968, pasando por los gremios relacionados con el vino: cuberos, arrieros, satélites, medidores, boteros…, sin olvidarse de las fábricas de alcohol y bebidas espirituosas: anís, ponche, coñac… y otros establecimientos báquicos con sede en mi ciudad-isla, Mediterráneo de viñas en la que la milenaria y dionisíaca cultura del vino es arte pleno, sublime.